Hoy hablaremos de dos de los temas del momento: el Modernismo y la Generación del 98, dos movimientos literarios muy característicos que abarcan el siglo XIX y XX. Estos, pueden interpretarse como uno solo debido a que presentan muchas similitudes entre ellas los encuentros en los cafés literarios, la crítica al sistema político vigente en España, la Restauración, o la acogida de ideas y estética europea. Aún así, es más común interpretarlos como dos corrientes literarias diferentes.

 

La Generación del 98, liderada por Miguel de Unamuno, destaca por el grupo de ‘Los tres’, compuesto por nuestros queridísimos amigos Pío Baroja, Azorín y Ramiro de Maeztu.

Mientras que el líder del Modernismo es Rubén Darío, poeta al que le hemos dedicado una de nuestras secciones más conocidas: ‘Opinando y Reflexionando’, así que si os interesa conocer un poco más a este maravilloso autor, deberíais pasaros y echarle un vistazo. Como iba diciendo, este movimiento no solo lo formaba su líder si no que también cuenta con autores como Antonio Machado, Valle-Inclán o Juan Ramón Jiménez.

 

Sin embargo, algunos de estos autores como Antonio Machado o Valle-Inclán participaron en ambos movimientos ya que han pasado etapas modernistas y noventayochistas.

 

Si hablamos de las características que abarcan cada corriente durante la generación del 98 destaca la admiración a los paisajes castellanos y a artistas del pasado, por ello, las obras noventayochistas se caracterizan por ser muy patrióticas, por el uso de un lenguaje rico y preciso y, además, eran muy reflexivas. Del mismo modo, rechazan la grandilocuencia, que, por el contrario, fue muy usada en el Modernismo.

 

En cuanto al Modernismo podemos destacar su gran influencia de Bécquer, autor Romántico, el escapismo a paisajes exóticos y orientales está presente en muchas obras donde se buscan, además de una considerable devoción por la ciudad de París debido al cosmopolitismo. Buscan imbuir belleza para obtener preciosismo y al contrario que en la Generación del 98 que se centran en el contenido y no en la forma de sus obras.